viernes, 26 de septiembre de 2008

Texto: “Guerra, Intervención, Paz internacional” Francisco Suárez

Texto: “Guerra, Intervención, Paz internacional Francisco Suárez

Los principios del poder legítimo y de la causa justa de Francisco de Vitoria y Domingo de Soto constituyen fundamentalmente la base de la teoría.

La teoría política de Maquiavelo y la teoría jurídica de Francisco Vitoria encontraban su síntesis dialéctica en la guerra por razón de Estado cristianizado, y en la función de soberanía normativizada por los principios generales de justicia y amor entre los hombres.

Tratado de guerra

Los principios de la guerra se prueban y encuentran su última justificación en los canones de la Iglesia Católica. Imponen muchas veces límites al derecho de guerra y se hace flexible para justificar la práctica tradicional de la Iglesia.

La paz como fin esencial de la guerra es consecuencia inmediata de la justicia. Sin justicia no hay paz. Pero la justicia se humaniza, se ha hecho flexible por el principio de caridad, que es ley y amistad de los hombres en Dios. Por esta paz es posible llegar a la civilización. Esta es la función histórica de la guerra: por el principio de justicia y caridad llegar a la paz que hace posible la civilización en el triunfo de la catolicidad.

El derecho internacional

Las cruzadas de la Edad Media desembocaron, a principios del siglo XVI, en las guerras de religión. Fue el hecho cumbre que domino la política europea. Las relaciones entre Estados estaban orientadas por motivaciones religiosas.

España dominaba Asia y America; intervenía en europea y África. La defensa de la religión católica significo la justificación última de su política exterior.

Entre los dos conceptos de Religión y Estado, que determinaron la gran crisis del Renacimiento, se fue defendiendo una nueva elite que presagiaba otro rumbo a la política internacional. La justicia al servicio de la comunidad de pueblos se convertía en civilización cristiana. Esta evolución teórica de religión a justicia, de estado a comunidad internacional, se debía especialmente al esfuerzo de los internacionalistas de la España Imperial.

Francisco Suárez hizo de las cruzadas, en plena edad moderna, una guerra por razón de justicia y civilización al servicio de la comunidad de pueblos. Significaba la teorización del destino de España.Para este autor, la guerra contra los infieles podía ser valida en defensa de los inocentes. La iglesia tenía derecho natural a utilizar todos los medios necesarios para realizar el bien común. El Pontífice podía lícitamente dirigir a los súbditos al fin social de la iglesia, debía exigir que se respetara este derecho por los demás estados. Le asistía un poder directo de dirección y coacción sobre los cristianos, porque el bautismo le había concedido jurisdicción para salvaguardar los bienes de salvación de sus miembros.

Así queda justificada la política de España en Europa y America al servicio de la catolicidad. En función de la iglesia como comunidad sociológica y jurídica había convertido las guerras de religión en guerras de justicia.

Contra el imperialismo y cesaropapismo, defendió la igualdad jurídica de todos los pueblos independientemente de su religión, raza y cultura. Cristianos, turcos etc. son políticamente iguales. Todos los pueblos tienen derecho a soberanía y a escoger libremente el régimen que les plazca, todos son igualmente libres. Sobre este principio de igualdad y libertad era posible la unión de los pueblos y la paz internacional.

Francisco Suárez contra el maquiavelismo exigió el derecho a intervención porque unos pueblos necesitan, naturalmente de otros para subsistir en la integridad de sus derechos y para hacer posible la evolución de una sociedad universal dinámica concebida.

Sobre el tratado sobre la guerra domina el principio individualista y egoísta del propio Estado. El soberano defiende y venga la injuria inferida a su nación o a algunos de los súbditos. La guerra supone esencialmente jurisdicción.

Rehusaba los principios de la competencia universal. El estado solo debía ocuparse de sus propios intereses de su pais, y no mezclarse en los conflictos internos de un país, cuando directamente no habían sido lesionados sus derechos fundamentales. Solo podía defender a los estados amigos en cuanto le pedían su ayuda, y legítimamente podían declarar la guerra. Amplia diciendo que todo estado tiene autoridad propia para defender a los inocentes que sufren una injuria en sus derechos naturales; pueden intervenir en los asuntos internos de otro Estado cuando han sido conculcados los derechos fundamentales de la persona; puede declararles la guerra para restablecer el orden universal.

Suárez no habla tanto de religión católica cuanto de la religión natural que suponía los valores sociales y humanos de verdad, monoteísmo y derecho natural. Porque este autor concebía a la religión como base de la justicia, el principio del progreso y el fundamento de la civilización.

CONTEXTO HISTORICO: el autor vivía la tardía del siglo XVI. La falta de religión, decía, fomenta la inmoralidad de los ministros, la irresponsabilidad en los cargos públicos, el desenfreno de la plebe, la tradición, la revolución y la sedición. No había mayor corrupción para el estado que la herejía.

La paz internacional

La guerra es una relación entre estados. Directamente busca el interés de la nación ultrajada. Los fines políticos informan y crean la victoria. Mas el estado vencedor no obstante su voluntad de poder, no obra arbitrariamente en la decisión de la guerra.

La guerra se hace primero para restablecer la paz internacional y después para garantizar la paz restablecida. Esta es la norma suprema de toda actividad bélica. Sin ella la guerra es un acto criminal, destructor de los principios de humanidad, del derecho de convivencia y aun del bien del mismo estado.

La guerra solo podía ser un medio para la paz. Era justo romper las hostilidades, cuando no había paz porque había sido violado alguno de los derechos fundamentales de la comunidad o del Estado, en cuanto miembro de la comunidad, y no era posible reparar a la justicia de otra manera.

La responsabilidad colectiva del Estado

Francisco Suárez construyo la teoría de la guerra justa para la paz internacional estable y permanente. Toda guerra injusta implica un crimen jurídico. El estado que es injusto adquiere una responsabilidad y un deber de sanción ante la sociedad por haber roto la paz entre los pueblos. Todos los miembros del estado que cometió el crimen de guerra son responsables.

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