martes, 23 de septiembre de 2008

Historia del Siglo XX

La época de la guerra total

No era el fin de la humanidad aunque hubo momentos, durante los 31 años de conflicto mundial que van desde la declaración austríaca de guerra contra Serbia el 28 de julio de 1914 a la rendición incondicional del Japón el 14 de Agosto de 1945, en los que pareció podía desaparecer gran parte de la raza humana.

En ese momento, los componentes principales del escenario internacional eran:

· Las seis grandes potencias europeas:

o Gran Bretaña

o Francia

o Rusia

o Austria-Hungría

o Prusia –desde 1871 extendida a Alemania

o Italia, después de la unificación

· Estados Unidos

· Japón.

Hasta ese momento sólo había habido un breve conflicto en el que participaron más de 2 grandes potencias: La Guerra de Crimea (1854-1856) que enfrentó a Rusia con Gran Bretaña y Francia. El conflicto más largo no fue internacional, sino la Guerra Civil en Estados Unidos (1861-1865). Entre 1871 y 1914 no hubo ningún conflicto en Europa en el que los ejércitos de las grandes potencias atravesaran una frontera enemiga, aunque en el extremo oriente Japón se enfrentó con Rusia, a la que venció en 1904-1905, en una guerra que aceleró el estallido de la revolución rusa.

En la primera guerra mundial participaron todas las potencias y todos los estados europeos excepto España, los Países Bajos, los tres países escandinavos y Suiza.

Además por primera vez, tropas lucharon fuera de su región. Los canadienses en Francia, australianos y neozelandeses convirtieron a una península del Egeo (Gallípoli) en un mito nacional, y lo que es más importante, los norteamericanos desatendieron la advertencia de George Washington de no dejarse involucrar en los “asuntos europeos”. La guerra naval también adquirió una dimensión mundial: la primera batalla se dirimió en 1914 cerca de las islas Malvinas.

En la segunda guerra mundial, se vieron involucrados prácticamente todos los estados independientes del mundo, aunque la participación de las repúblicas de América Latina fue más bien de carácter nominal. La segunda guerra mundial fue una lección de geografía universal.

Esta etapa de guerras, comenzó como una guerra esencialmente europea entre la Triple Alianza (Francia, Rusia y Gran Bretaña) y las potencias centrales (Alemania y Austria-Hungría). Serbia y Bélgica se unirían más tarde, como consecuencia del ataque austríaco a la primera y del alemán contra la segunda. Los Estados Unidos entraron en la guerra en 1917 y resultaron decisivos.

El plan alemán consistía en aplastar rápidamente a Francia en el oeste y luego actuar con la misma rapidez en el este para eliminar a Rusia antes de que el imperio del zar pudiera organizar con eficacia todos sus ingentes efectivos militares. La idea de Alemania era realizar una campaña relámpago (BLITZKRIEG). El plan estuvo a punto de verse coronado con el éxito, el ejército alemán penetro Francia por diversas rutas, el plan triunfaría en 1940. A continuación se retiraron ligeramente y ambos bandos improvisaron trincheras y fortificaciones defensivas, las posiciones apenas se modificaron durante los tres años y medio restantes.

Ese era el “frente occidental”. Millones de hombres se enfrentaban desde los parapetos de las trincheras bajos los que vivían como ratas y piojos (y con ellos). En 1916 los alemanes intentaron sin éxito romper la línea defensiva en Verdún, en una batalla en la que se enfrentaron dos millones de soldados y que dejó un millón de bajas. La experiencia contribuyó a brutalizar la guerra y la política. Algunos veteranos desarrollarían un sentimiento de indomable superioridad, que definiría la actitud de los grupos ultraderechistas de posguerra. Adolf Hitler fue uno de aquellos hombres para los que la experiencia de haber sido Frontsoldat fue decisiva en sus vidas. Los políticos, al menos en los países democráticos, comprendieron que los votantes no soportarían otro baño de sangre; a corto plazo, esta actitud contribuyó a que en 1940 los alemanes triunfaran en la segunda guerra mundial en el frente occidental, ante una Francia encogida y una Gran Bretaña deseosa de evitar la guerra. La justificación del lanzamiento de la bomba sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945 no fue que era indispensable para conseguir la victoria, para entonces absolutamente segura, sino que era un medio de salvar la vida de soldados estadounidenses.

Mientras el frente occidental se sumía en una parálisis sangrienta, la actividad proseguía en el frente oriental. Los alemanes pulverizaron a una pequeña fuerza invasora rusa en la batalla de Tannenberg y en el primer mes de la guerra expulsaron a los rusos de Polonia. Las potencias centrales dominaban la situación y Rusia se limitaba a una acción defensiva en retaguardia. En los Balcanes, el control también le correspondía a las potencias centrales, Los aliados, a pesar de que ocuparon Grecia, no consiguieron un avance significativo hasta el hundimiento de las potencias centrales después del verano de 1918. El plan, diseñado por Italia, de abrir un nuevo frente contra Austria-Hungría en los Alpes fracasó, después de la importante derrota de Caporetto (1917, retratada por Hemingway en su novela Adiós a la arma) los italianos tuvieron que incluso, pedir contingentes de refuerzo.

El problema para ambos bandos residía en cómo conseguir superar la parálisis en el frente occidental, pues sin la victoria en el oeste ninguno de los dos podía ganar la guerra.

Ambos bandos confiaban en la tecnología. Los alemanes utilizaron gas tóxico en el campo de batalla, dejando como secuela un auténtico acto de repudio oficial humanitario, la Convención de Ginebra de 1925, ninguno de los dos bandos recurriría a esa estrategia en la 2da guerra. Los británicos fueron los pioneros en la utilización de vehículos blindados. La guerra aérea llegó a su apogeo principalmente como medio de aterrorizar a la población principalmente en la segunda guerra mundial.

La única arma tecnológica que tuvo importancia para el desarrollo de la guerra de 1914-1918, fue el submarino, pues ambos bandos, al no poder derrotar al ejército contrario, trataron de provocar hambre entre la población enemiga. Dado que Gran Bretaña recibía todos los suministros por mar, una fuerte actividad de los submarinos alemanes se propuso hundir los navíos británicos para aislar a la isla, la campaña estuvo a punto de triunfar en 1917, sin embargo el ataque al buque Lusitania, donde viajaba un contingente de norteamericanos obligó a los Estados Unidos a la intervención en el conflicto y selló así el destino de la guerra. Los británicos intentaron de igual manera estrangular a Alemania y tuvieron más éxito del que cabía esperar ya que la economía de guerra alemana no funcionaba con la eficacia y racionalidad de la que se jactaban los propios alemanes. La superioridad del ejército alemán como fuerza militar habría sido decisiva si los aliados no hubieran contado con los recursos casi ilimitados de los Estados Unidos. Alemania alcanzó la victoria total en el este, consiguió que Rusia abandonara las hostilidades, la empujó hacia la revolución y en 1917-1918 la hizo renunciar a gran parte de sus territorios europeos (en la Paz de Brest-Litovsk en 1918); así se vio con las manos libres para trabajar en un solo frente y consiguió romper el frente occidental y avanzar sobre París. Sin embargo los infinitos refuerzos provenientes de Estados Unidos hicieron la situación insostenible, haciendo que las potencias centrales no sólo admitieran la derrota sino que se derrumbaran. Ninguno de los gobiernos existentes entre las fronteras de Francia y el mar de Japón se mantuvo en el poder.

¿Porqué los estadistas sensatos no habían decidido poner fin a la guerra mediante algún tipo de compromiso sensato? En 1914 no era la ideología lo que dividía a los beligerantes, excepto en la medida en que ambos bandos necesitaban movilizar a la opinión pública, aludiendo a valores nacionales, como la barbarie rusa contra la cultura alemana, la democracia francesa y británica contra el absolutismo alemán, etc. A diferencia de otras guerras anteriores, la primera guerra mundial perseguía objetivos ilimitados. En la era imperialista, se había producido la fusión de la política y la economía. La rivalidad política internacional se establecía en función del crecimiento y la competitividad. Las fronteras naturales de las grandes empresas se situaban en el confín del universo o más bien en los límites de su capacidad de expandirse. Alemania y Gran Bretaña tenían como límite el cielo, era todo o nada. En cuanto a Francia, sus aspiraciones eran compensar su creciente inferioridad demográfica y económica respecto a Alemania. Un compromiso sólo habrá pospuesto el problema. Distinto fue luego de la segunda guerra cuando las 3 potencias debieron ceder y quedar ubicadas como potencias de 2do orden. En la década de 1900 estaban intactas tanto la aspiración alemana de convertirse en potencia mundial como la resistencia de Francia y Gran Bretaña. Aquí sólo había una victoria total que en la 2da guerra sería una rendición incondicional.

En 1940 Francia, fue aplastada con ridícula facilidad y rapidez, por unas fuerzas alemanas inferiores y aceptó sin dilación la subordinación a Hitler porque su país se había desangrado en 1914-1918. Además, la victoria total, ratificada por una paz impuesta que establecía unas durísimas condiciones, dio al traste con las escasas posibilidades que existían de restablecer, una Europa estable, liberal y burguesa. Así lo entendió Keynes, quien dijo que si no se reconocía y aceptaba el peso de Alemania en la economía sería imposible recuperar la estabilidad.

Las condiciones impuestas por los vencedores, denominadas imprecisamente tratado de Versalles[1], respondían a cinco consideraciones primordiales.

  • El derrumbamiento de un gran número de regímenes europeos, y la eclosión en Rusia del régimen bolchevique alternativo
  • La necesidad de controlar a Alemania, principal preocupación de su vecino Francia.
  • Reestructurar el mapa de Europa, para debilitar a Alemania y llenar los espacios vacíos que habían dejado la caída de los imperios ruso, austrohúngaro y turco; sus principales herederos serán los grupos ultranacionalistas de derecha, apoyados siempre por los vencedores como una forma de poner un “cordón protector” alrededor del virus bolchevique. El principal camino era la creación de estados nacionales étnicos-lingüísticos, los conflictos que desgranan Europa en los 90’ estaban larvados en Versalles. En el extremo oriente Gran Bretaña ya tenía el poder sobre Palestina y había propuesto la creación de un estado judío en ese territorio como forma de atraer al lobby judío estadounidense y así forzar la presión de éste para la participación en la guerra.
  • Un conjunto de consideraciones de las políticas internas de los vencedores y los roces entre ellos. Lo más importante es que Estados Unidos, no ratificó el tratado de paz y se retiró del mismo.
  • Las potencias europeas trataron de conseguir una paz que hiciera imposible la vuelta a un conflicto de tal magnitud, obviamente, fracasaron.

Como ya dijimos, con respecto a salvar al mundo del bolchevismo, la idea era aislar a Rusia a través de un cordon sanitare de estados anticomunistas. De norte a sur dichos estados eran: Finlandia (cedida por Lenin), Estonia, Letonia y Lituania (sin precedentes históricos), Polonia (recuperaba su posición de estado independiente después de 120 años, creación del “corredor polaco”[2]) y Rumania.

Alemania había quitado gran parte de estos territorios a Rusia y de no haber saltado la revolución bolchevique, la misma los hubiera recuperado. Austria y Hungría fueron reducidas a la condición de apéndices alemán y magiar respectivamente. Serbia fue ampliada para formar una nueva Yugoslavia al fusionarse con Eslovenia (antiguo territorio austríaco), Croacia (antes de Hungría) y Montenegro (reino independiente tribal de pastores, cuya gente se abrazó al comunismo ante la pérdida de su independencia). Se constituyó Checoslovaquia, se amplió Rumania y también Polonia e Italia se verían beneficiadas. No había precedente histórico ni lógica en la constitución de Yugoslavia y Checoslovaquia, todos los eslavos del sur (yugoslavos) estaban integrados en un estado como ocurría con los occidentales en territorios checos y eslovacos; como habría de esperar, estos matrimonios políticos tuvieron poca solidez.

A Alemania se le impuso una paz con duras condiciones, justificadas con el argumento de que era la única responsable de la guerra y de todas sus consecuencias (cláusula de culpabilidad de la guerra), y se propuso el fin de mantener a ese país en continua debilidad. Para esto, no sólo se utilizaron las amputaciones territoriales (destacando el “corredor polaco” donde se desataría la 2da gran guerra), sino que se le impidió poseer una flota importante, se le impusieron unas reparaciones teóricamente infinitas, se le prohibió tener fuerza aérea, se le redujo sus tropas de tierra a 100.000 hombres, se ocupó militarmente parte de la zona occidental y se le privó de todas las colonias de ultramar ( que fueron a parar a manos de ingleses, franceses o japoneses, y debido a la impopularidad del imperialismo se las llamó mandatos).

El presidente Wilson insto a los europeos con todo fervor, a aceptar el proyecto de un teórico liberal de Princeton de instaurar una Sociedad de Naciones, donde se solucionaran los problemas pacífica y democráticamente, respondiendo a la exigencia principal de la eliminación de la diplomacia secreta. La sociedad de las naciones se constituyó, si bien el al principio solucionó alguna controversia de escasa importancia, como el enfrentamiento entre Finlandia y Suecia por las islas Aland, el posterior rechazo de Estados Unidos a formar parte de ella, selló su destino hacia el fracaso.

Las pocas posibilidades de paz fueron torpedeadas por la negativa de las potencias vencedoras a permitir la rehabilitación de los vencidos. La Rusia soviética se vio obligada a avanzar por la senda del aislamiento y se aproximó a Alemania en los primeros años de la década de 1920.

Luego de 1920, la economía mundial se sumergió en la crisis más profunda y dramática que había conocido desde la revolución industrial. Y esa crisis instaló en el poder, tanto en Alemania como en Japón, a las fuerzas políticas del militarismo y la extrema derecha, decididas a conseguir la ruptura del status quo mediante el enfrentamiento.

Ningún historiador ha puesto en duda que en la segunda guerra mundial, los agresores fueron Alemania, Japón y en menor medida Italia. Si se pregunta quién causó esta guerra, la respuesta suele ser contundente, Adolf Hitler.

Todos los partidos en Alemania, de izquierda y de derecha calificaban al tratado de Versalles como injusto e inaceptable. Paradójicamente, de haberse producido una revolución en Alemania lo hechos hubieran sido diferentes, por ejemplo, Rusia y Turquía, donde sí había habido revoluciones, estaban demasiado ocupados con la situación interna como para desestabilizar el panorama internacional. Por su parte, Italia y Japón con más razón se sentían insatisfechos, ya que consideraban que no se les había dado todo lo prometido después de la guerra en materia territorial; el triunfo del fascismo subrayó la insatisfacción italiana.

Los episodios que jalonan el camino hacia la guerra fueron:

  • Invasión Japonesa a Manchuria en 1931
  • Invasión Italiana a Etiopía en 1935
  • Intervención alemana e italiana en la Guerra Civil Española de 1936-1939
  • Invasión alemana de Austria en 1938
  • Mutilación de Checoslovaquia por parte de Alemania en 1938, seguida por la ocupación de Albania por Italia
  • Las exigencias alemanas frente a Polonia que desataron la guerra (inconveniente por el “corredor polaco”)

Japón habría preferido alcanzar sus objetivos sin inmiscuirse en una guerra general, en la que sólo intervino cuando lo hicieron los Estados Unidos. El tipo de guerra que deseaba Alemania era dudosa, ya que Hitler no era de plasmar sus ideas en papel, pero dos cosas son claras: una guerra con Polonia en 1939 no entraba en sus previsiones, y la guerra en la que finalmente se vio envuelto, contra la URSS y los Estados Unidos, era la pesadilla de los diplomáticos alemanes.

Ni Alemania ni Japón habían planeado una guerra larga (por el contrario los británicos, venían en una carrera armamentística, y en un desarrollo de la producción en pos de una guerra duradera).

La guerra comenzó en 1940 como un conflicto puramente europeo, después de que Alemania invadiera Polonia, que en sólo tres semanas fue aplastada y dividida con la URSS, se enfrentó en Europa Occidental a Gran Bretaña y Francia. En la primavera de 1940, Alemania derrotó a Noruega, Dinamarca, Países Bajos, Bélgica y Francia con gran facilidad, ocupó los cuatro primeros países y dividió a Francia en dos partes, una zona directamente administrada por los alemanes y un estado satélite francés (Régimen de Vichy).

Para hacer frente a Alemania quedaba solo Gran Bretaña dirigida por Winston Churchill. Fue en ese momento que Italia decide abandonar la neutralidad y apoyar a Alemania.

A efectos prácticos la guerra en Europa había terminado, aún cuando Alemania no podía invadir Gran Bretaña tampoco se veía la posibilidad de que Gran Bretaña volviera al continente y mucho menos venciera a los alemanes. Los meses de 1940-1941 en que Gran Bretaña resistió en solitario, constituyen una proeza para el pueblo británico. La URSS, previo acuerdo con Alemania, ocupó lo territorios europeos que el imperio zarista había perdido en 1918 y Finlandia. Los intentos británicos de extender la guerra a los Balcanes desencadenaron la esperada conquista por parte de Alemania de toda la península, incluidas las islas griegas.

Alemania atravesó el Mediterráneo y avanzó sobre África, acudiendo a su aliada Italia. El Afrika Korps alemán, a cuyo frente estaba Erwin Rommel, amenazó la posición británica en el Próximo Oriente.

La guerra se reanudó con la invasión de la URSS lanzada por Hitler el 22 de Junio de 1941. Era una operación disparatada, pero en la lógica de Hitler, el próximo paso era conquistar un vasto imperio terrestre en el Este, rico en recursos y en mano de obra servil y subestimó la capacidad soviética de resistencia, aunque no le faltaban argumentos teniendo en cuenta la desorganización del ejército rojo a causa de la purga en los treinta y la ineptitud de la que había hecho gala Stalin como estratega. A principios de octubre habían llegado a las afueras de Moscú y existen pruebas de que durante algunos días el propio Stalin se sentía desmoralizado y pensó en firmar un armisticio. Pero en ese momento derrotaron a los alemanes y le dieron tiempo a la URSS para organizarse, destacando que el período de 1940-1945 fue el único en el que Stalin interrumpió su política de terror.

Al no haberse decidido la batalla de Rusia tres meses después como Hitler había esperado, Alemania estaba perdida. Los ejércitos alemanes fueron contenidos, acosados y rodeados y se vieron obligados a rendirse en Stalingrado (verano de 1942 – marzo de 1943). A continuación, los rusos iniciaron el avance que les llevaría a Berlín, Praga y Viena al final de la fuera. Desde la batalla de Stalingrado, todo el mundo sabía que para Alemania la guerra estaba perdida.

Mientras tanto, la guerra, se había convertido en un conflicto mundial. Los simpatizantes de Hitler entre los bóers de Sudáfrica pudieron se recluidos (aparecerían más tarde como arquitectos de apartheid de 1984) y en Irak la rebelión de Rashid Ali, que ocupó el poder en la primavera de 1941 fue rápidamente suprimida. El vacío dejado por Hitler en el sureste de Asia fue aprovechado por Japón para establecer un protectorado sobre los indefensos restos de las posesiones francesas en Indochina. Los Estados Unidos, comenzaron a ejercer una fuerte presión económica sobre Japón. Fue éste el conflicto que desencadenó la guerra entre los dos países. El ataque japonés contra Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941 dio al conflicto una dimensión mundial. En el plazo de unos pocos meses los japoneses se habían apoderado de todo el sureste de Asia. Sin embargo, no cabía esperar que al haber visto las consecuencias de la pasividad de las potencias europeas ante Hitler; los Estados Unidos de Roosevelt reaccionaran ante la expansión japonesa como lo habían hecho los franceses y británicos ante la alemana. La opinión pública norteamericana consideraba al Pacífico como escenario normal de intervención de los Estados Unidos, consideración que se extendía a América Latina. El aislacionismo sólo se aplicaba con Europa. Fue el embargo occidental y la congelación de los activos japoneses lo que obligó a Japón a entrar en acción para evitar el estrangulamiento de su economía. Japón aprovechó tal vez la única oportunidad para establecer con rapidez su imperio meridional, pero como eso exigía la inmovilización de la flota estadounidense, única fuerza que podía intervenir, significó también que los Estados Unidos, con sus recursos y sus fuerzas abrumadoramente superiores, entraron inmediatamente en la guerra.

El misterio es porqué Hitler declaró gratuitamente la guerra a los Estados Unidos, dando a Roosvelt la razón para ingresar en la guerra europea sin afrontar problemas al interior. Según las autoridades norteamericanas aemania era mayor peligro que Japón, por lo que centraron sus esfuerzos y recursos en ella. En fin, costó tres años y medio vencer a Alemania, después de los cuales la rendición de Japón se obtuvo en el plazo de tres meses. No es explicable la actitud de Hitler, aunque es sabido que subestimaba la capacidad de acción de Estados Unidos y de todas las democracias ya que creía que no tenían poder de acción. La única democracia a la que respetaba era la inglesa, de la que opinaba, correctamente, que no era plenamente democrática.

Las potencias del eje alcanzaron el cenit de sus éxitos a mediados de 1942 y no perdieron la iniciativa militar hasta 1943. Los aliados occidentales no regresaron de manera decidida al continente europeo hasta 1944. Entre tanto la única arma que los aliados podían usar contra Alemania eran los ataques aéreos, que fueron totalmente ineficaces.


[1] El tratado de Versalles establecía sólo la paz y condiciones con Alemania, luego se firmaron una serie de tratados con los distintos vencidos, Saint-Germain, Trianon, Sèvres y Neuilly, todos enmarcados en lo que se llama Paz de París (1919-1920)

[2] Esta medida dejó el territorio de Prusia Oriental aislada del resto de Alemania por vía terrestre. El 24 de octubre de 1938, el gobierno Alemán solicitó a Varsovia la devolución de Danzig («territorio libre» desde 1918, desmilitarizado y unido aduaneramente a Polonia) y el permiso para tender una línea férrea y una carretera a través del corredor polaco, bajo el estatuto de extraterritorialidad. Varsovia rechazó la solicitud y recurrió a Gran Bretaña en busca de ayuda en caso de una posible agresión. Neville Chamberlain propuso la acción conjunta de Francia, Gran Bretaña y la URSS en apoyo a Polonia. Varsovia rechazó la propuesta británica, mientras contraproponía un tratado anglo-polaco de ayuda mutua. Esta decisión polaca dejó a Hitler la posibilidad de negociar con la URSS. De esta forma se precipitó la invasión de Polonia el 1 de septiembre de 1939, lo que dio inicio a la Segunda Guerra Mundial.

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