Aristóteles vs Kant
Los protagonistas
Aristóteles (Estagira, Macedonia 384 adC – Calcis Eubea, Grecia 322 adC) Nacido en la ciudad de Estagira, en la Calcídica entonces perteneciente al reino de Macedonia ( la zona correspondiente a la actual Macedonia griega), Aristóteles, apodado El Estagirita, tuvo por madre a Faestis y por padre a Nicómaco. Nicómaco era el médico personal del rey Amyntas III de Macedonia, quien por su parte era padre de Filipo II, padre de Alejandro Magno.
Durante su temprana juventud Aristóteles viajó a la corte del basileos o rey Hermias de Atarneos, su suegro, junto a su condiscípulo Xenócrates.
Fue discípulo de Platón y luego preceptor y maestro de Alejandro Magno. Antes de fallecer en Calcis en el año 322 adC a sus 62 años, Aristóteles se había convertido en uno de los filósofos de mayor renombre de su tiempo, durante el cual también su pensamiento científico gozó de enorme prestigio.
Su influencia fue mayor aún desde la baja Edad Media hasta el Renacimiento europeo.
En el año 335, Aristóteles funda su propia escuela en Atenas, el "Liceo" (denominado así por estar situado dentro de un recinto dedicado a Apolo Likeios), donde dictaba clases sobre amplios temas a sus discípulos. A los discípulos de Aristóteles se les llamó "peripatéticos" (peri pathos) porque solían recibir clases alrededor de los jardines y el paseo que rodeaban al edificio del Liceo.
Immanuel Kant (Königsberg, hoy Kaliningrado, actual Rusia, 1724-id., 1804) Filósofo alemán. Hijo de un modesto guarnicionero, fue educado en el pietismo. En 1740 ingresó en la Universidad de Königsberg como estudiante de teología y fue alumno de Martin Knutzen, quien lo introdujo en la filosofía racionalista de Leibniz y Wolff, y le imbuyó así mismo el interés por la ciencia natural, en particular, por la mecánica de Newton. Su existencia transcurrió prácticamente por entero en su ciudad natal, de la que no llegó a alejarse más que un centenar de kilómetros cuando residió por unos meses en Arnsdorf como preceptor, actividad a la cual se dedicó para ganarse el sustento luego de la muerte de su padre, en 1746. Tras doctorarse en la Universidad de Königsberg a los treinta y un años, ejerció en ella la docencia y en 1770, después de fracasar dos veces en el intento de obtener una cátedra y de haber rechazado ofrecimientos de otras universidades, por último fue nombrado profesor ordinario de lógica y metafísica. La vida que llevó ha pasado a la historia como paradigma de existencia metódica y rutinaria. Es conocida su costumbre de dar un paseo vespertino, a diario a la misma hora y con idéntico recorrido, hasta el punto de que llegó a convertirse en una especie de señal horaria para sus conciudadanos; se cuenta que la única excepción se produjo el día en que la lectura del Émile, de Rousseau, lo absorbió tanto como para hacerle olvidar su paseo, hecho que suscitó la alarma de sus conocidos. En el pensamiento de Kant suele distinguirse un período inicial, denominado precrítico, caracterizado por su apego a la metafísica racionalista de Wolff y su interés por la física de Newton. En 1770, tras la obtención de la cátedra, se abrió un lapso de diez años de silencio durante los que acometió la tarea de construir su nueva filosofía crítica, después de que el contacto con el empirismo escéptico de Hume le permitiera, según sus propias palabras, «despertar del sueño dogmático».
Sus Ideas
Introducción: Reseña del pensamiento Aristotélico
Para comenzar, deberíamos explicar brevemente la importancia que Aristóteles le da a los valores en su filosofía ética.
Las acciones humanas tienen siempre un fin, y a su vez esos fines están subordinados a otros fines superiores; como ejemplo podríamos decir que uno trabaja para conseguir dinero, el dinero es para conseguir comida o comodidades, las comodidades las buscamos por confort, y seguir de este modo. Así encontraremos al final, un fin último, en el se justifica toda acción del hombre; para Aristóteles ese fin o bien último se identifica con la eudaimonia o felicidad. De esta manera uno tiende a hacer lo bueno o lo mejor para uno, pero si se desconoce o confunde que es lo mejor posiblemente estemos cometiendo errores; en esto comparte con platón la idea del intelectualismo, hay que conocer el bien para actuar acorde a él.
Sin embargo para Aristóteles, a diferencia de su predecesor Platón, esta idea de bien no es metafísica ni está en otro mundo, el bien propio de la existencia humana no es permanente, ni eterno, ni trascendente.
Aristóteles hace una diferenciación en los tipos de bienes, dando mayor importancia a los del alma, para alcanzar el bien que buscamos (la felicidad) deberemos realizar acciones acordes a el ámbito al que éste pertenece (el alma) que nos vayan acercando a él. Estas “acciones del alma” son las virtudes, por lo tanto solo será feliz el hombre virtuoso ya que sólo él podrá alcanzar el bien último (la felicidad). Para que quede más claro, supongamos que deseamos tomar un vaso de aguay ese es nuestro fin último, tendremos que acercarnos, tomar un vaso, servirlo y obviamente tomarlo, esas acciones fueron las que nos permitieron llegar a ese fin, a ese bien que era el vaso de agua; así mismo uno tiene que trabajar en el alma para alcanzar el bien ultimo de la felicidad.
Hay dos tipos de virtudes, nosotros hablaremos de las éticas que se originan en las costumbres. La definición de Aristóteles es la siguiente: “Disposición a elegir, consistente esencialmente en un término medio relativo a nosotros y determinado por una regla, esto es, por la regla mediante la cual un hombre de sabiduría práctica (prudente) la determinaría”. Esta frase podríamos decir que engloba gran parte de lo que fue la ética griega, y las reglas con las que se manejaron en esa época socialmente por lo que es interesante su análisis. En principio aparece la palabra “elegir”, es decir, muestra la capacidad de tomar una decisión dejando fuera aquellas acciones en las que el hombre no decide (como las compulsivas); también vemos algo quizás nuevo para nosotros, “punto medio relativo a nosotros”, es decir, no hay una universalidad ni tampoco prohibiciones u obligaciones directas, así vemos una de las características principales de la moral griega que la diferencia de las que la van a seguir, no está constituida por un conjunto de normas que permiten o impide hacer tal cosa, es más personal y se refiere a la capacidad del hombre de ser prudente. Esto es importante ya que al fin y al cabo todas las virtudes éticas están subordinadas a una dianoética: la prudencia o sofrosyne; esto podríamos decir, es una especie de discernimiento basado en la sabiduría práctica, lo que demuestra la importancia que Aristóteles le da a la acción y a la parte sensible.
Concluyendo, el hombre se mueve hacia la felicidad y para alcanzarla debe realizar “acciones del alma” que lo acerquen a ella (virtudes). Las virtudes no están preestablecidas, sino que consisten en determinar el punto medio para cada uno, encontrar el grado máximo de cumplimiento de una función, haciendo buen uso de una virtud dianoética de gran importancia para los griegos: la prudencia.
Introducción: Reseña del pensamiento Kantiano
Podríamos decir que con Kant asistimos a una filosofía de los límites de la “razón racionalista”, fundada en el intento de salvar de la critica escéptica el centro tan altamente significativo de la ciencia física-matemática, pero al mismo tiempo bloqueando se aplicabilidad a otros ámbitos (“Tuve, pues, que anular el saber para reservar un sitio a la fe”, Crítica de la razón pura). Este dualismo se sustentara sobre el establecido entre el mundo fenoménico, el único que podemos conocer, y el numénico o de la “cosa en si”, inalcanzable por vía del entendimiento. El acceso a éste aparecerá posibilitado, en cambio, por medio del actuar moral, tema de la Crítica de la razón práctica. De modo esquemático, podemos decir que la posteridad kantiana adoptará una de las dos vertientes incluidas en su problemática como una unidad: identificación de la filosofía con la teoría del conocimiento científico (y eliminación de la cosa en sí: la ciencia deviene el conocimiento de lo Absoluto) o búsqueda fuera de este ámbito, y a menudo fuera de la razón, de una superación del límite crítico. En la primera dirección se moverán los positivistas, representados principalmente por Spencer y Comte, y que abundarán en los países del auge capitalista como Francia e Inglaterra; en la segunda, previamente, los filósofos románticos del idealismo alemán, iniciado por Fitche, continuado por Schelling y que desembocara en Hegel.
Como ya dijimos, le idea del conocimiento del mundo numénico, se daba sólo a través del actuar moral.
Mientras que en la naturaleza todo se encuentra condicionado por las leyes de la causalidad en la conciencia moral rige un imperativo que no conoce condiciones, un imperativo categórico. La conciencia moral dice 'no mentirás' sin condicionar en modo alguno el mandamiento, no establece circunstancias particulares bajo las cuales la ley tiene validez o no, el mandato es siempre absolutamente válido, de otra forma, no sería una exigencia moral.
Kant diferencia el imperativo categórico del imperativo hipotético. En este último, el mandato se halla condicionado o reducido a una circunstancia determinada: 'si quiero ganar su confianza, no debo mentir' porque si no es importante para mí ganar su confianza, mentir o no mentir, deja de ser un mandato.
De acuerdo a la ética de Kant, sólo la buena voluntad es absolutamente buena en tanto que no puede ser mala bajo ninguna circunstancia:
"La buena voluntad no es buena por lo que se efectúe o realice, no es buena por su adecuación para alcanzar algún fin que nos hayamos propuesto, es buena solo por el querer, es decir, es buena en sí misma" Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Kant
El deber refiere a que la 'buena voluntad', bajo ciertas limitaciones, no puede manifestarse por sí sola.
El hombre, no es un ente puramente racional, sino que también es sensible. Kant observará que las acciones del hombre en parte están determinadas por la razón pero existen también 'inclinaciones' como el amor, el odio, la simpatía, el orgullo, la avaricia, el placer... que también ejercen su influencia. El hombre reúne en su juego la racionalidad y las inclinaciones, la ley moral y la imperfección subjetiva de la voluntad humana. Entonces, la buena voluntad, se manifiesta en cierta tensión o lucha con estas inclinaciones, como una fuerza que parece oponerse. En la medida que el conflicto se hace presente, la buena voluntad se llama deber.
Si una voluntad puramente racional sin influencia alguna de las inclinaciones fuese posible, sería para Kant, una voluntad santa (perfectamente buena, dada solo en Dios). De esta forma, realizaría la ley moral de modo espontáneo, esto es, sin que conforme una obligación. Para una voluntad santa, el 'deber', carecería entonces de sentido en tanto que el 'querer' coincide naturalmente con el 'deber'. Pero en el hombre, ley moral, suele estar en conflicto con sus deseos.
El valor moral de una acción, no reside en aquello que se quiere lograr, no depende de la realización del objeto de la acción, sino que consiste única y exclusivamente en el principio por el cual ésta se realiza, alejando la influencia de cualquier deseo.
El principio por el cual se realiza un acto es llamado por Kant, 'máxima' de la acción, es decir, el principio o fundamento subjetivo del acto, el principio que de hecho me lleva a obrar.
En esta línea, Kant formula el imperativo categórico:
Obra según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal
De esta forma, obraremos moralmente solo cuando podamos desear que nuestro deseo sea válido para todos. Así, lo que se pretende es eliminar las excepciones, siendo igualmente válida para todas las personas.
Conclusión
El enfoque de Kant es el valor moral de la acción en sí, valor que conlleva inevitablemente a un deber, el deber es siempre un mandato. El enfoque de Aristóteles es la vida lograda, la excelencia de vida.
En ambos para medir cada acción se invoca a un universal, pero los universales que emplea cada filósofo son distintos. Un universal, en términos súper lógicos, es una multiplicidad unida por una regla o concepto La multiplicidad de Kant es "todos los hombres", la de Aristóteles es la de un sólo hombre, el mismo individuo, pero en todos los momentos de su existencia, su multiplicidad en el tiempo, pues. De ahí que la ética Aristotélica dependa tanto e la noción de futuro y finalidad.
Si en la ética aristotélica podemos encontrar esta especie de "ordenación al universal", también podemos formular una especie de "imperativo aristotélico"
Si el imperativo categórico va de "obra de tal manera que la máxima de tu voluntad pueda valer para todos los hombres" el aristotélico iría algo así como: "Obra de tal manera que tu acción pueda ser repetida durante toda tu vida"
La pregunta que nos hacemos si somos kantianos es ¿qué pasaría si todos los hombres hicieran esto? la que nos hacemos si somos aristotélicos es algo así como ¿qué pasaría si esta acción la realizara siempre? Es más no "qué pasaría", más bien ¿quién sería yo?
Lo que Kant se pregunta es ¿cuál es mi deber? lo que Aristóteles se pregunta es ¿quién quiero llegar a ser?
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