Edipo Rey según Michel Foucault
En la segunda conferencia de “La verdad y las formas jurídicas” de Michael Foucault, el autor centra su trabajo en la historia de Edipo. Dejando de lado anteriores interpretaciones relacionando el mencionado texto con la interpretación del deseo existente en los hombres, Foucault plantea que la discusión en este texto no es sobre el deseo sino sobre este elemento central en muchos de sus estudios: el poder.
También destaca en este texto una forma distinta de encontrar la verdad, no vista en textos anteriores; es el primer testimonio de las prácticas judiciales griegas1, es la historia de una investigación de la verdad1. Aquí ya no bastan las palabras de los oráculos, se va a buscar testigos que puedan probar que aquello que los oráculos predijeron se cumplió.
En toda la obra la verdad se va a establecer por una ley o mecanismo que podríamos llamar “ley de las mitades”, que los griegos llamaban symbola . Este mecanismo lo podemos ver en acción fundamentalmente 3 veces, que corresponden a los 3 niveles de verdad que encontramos:
• El de las divinidades o dioses: Oráculo de Apolo (consultado por Creonte) y Tiresias.
• El de los reyes o soberanos: Yocasta y Edipo.
• El de los esclavos o pueblo: Los dos pastores o mensajeros.
Los dioses:
1era parte (Creonte consulta al Oráculo de Apolo)
El pueblo le presenta una queja a Edipo debido a una peste que azotaba la ciudad, entonces, sin respuestas, Edipo decide consultar al Oráculo la razón de este mal, con el fin de resolver el problema y mantener su poder en Tebas.
Creonte - El rey Apolo ordena de un modo claro que expulsemos de esta tierra al miasma que en ella se está alimentando, y que no aguantemos más un mal que es incurable.
Edipo - ¿Con qué purificaciones?¿Qué medios nos librarán de la desgracia?
Creonte – Desterrando al culpable o purgando con su muerte el asesinato cuya sangre impurifica la ciudad.
Edipo - ¿A qué hombre se refiere al mencionar ese asesinato?
Creonte – Teníamos aquí, ¡oh príncipe!, un rey llamado Layo, antes que tu gobernases la ciudad.
2da parte (Edipo exige a Tiresias la verdad)
Aquí entonces surge la duda, quién mató a Layo. Ante la negativa del Oráculo a responder, Edipo decide llamar a Tiresias. Tiresias como Apolo, es divino, solo que el primero es perecedero; es además la mitad de sombra de la verdad divina, el doble que el dios-luz (Apolo, dios del sol) proyecta sobre la tierra1. Paradójicamente, Tiresias es ciego, he interviene completando el primer symbola. Al principio Tiresias intenta evadir a Edipo para no responderle, ya que conoce el conflicto que generará en Él el conocimiento de la verdad, pero ante el hostigamiento y la desafiante actitud de Edipo, Tiresias decide responder.
Tiresias - ¿Verdad? Pues yo te ordeno que persistas en el cumplimiento de la orden que has dado, y que desde hoy no dirijas la palabra ni a éstos ni a mí; porque tu eres el ser impuro que mancilla esta tierra.
El juego de las mitades está completo: maldición, asesinato, quién fue muerto, quién mató.1
Vemos que este testimonio mensaje, está colocado de una forma particular, como una profecía. En esta verdad que es, de algún modo, completa y total, en la que todo se ha dicho, falta algo que es la dimensión del presente1.
En principio será necesario establecer si realmente Edipo mató a Layo, lo que se logrará con dos testimonios, el del propio Edipo y el de Yocasta. Éstos, sin tener poderes divinos, acuden a su memoria para intentar resolver el dilema, y casi sin querer, van descubriendo como Tiresias tenía la verdad.
Los Reyes:
1era parte (Yocasta dice donde fue muerto Layo)
Yocasta recuerda y le comenta a Edipo sobre la muerte de Layo.
Yocasta – Pues déjate de todo eso que estas diciendo. Escúchame y veras como ningún mortal que posea el arte de la adivinación tiene que ver nada contigo. Te daré una prueba de esto en pocas palabras. Un oráculo que procedía, no diré que del mismo Febo, sino de alguno de sus ministros, predijo a Layo que su destino era morir a manos de un hijo que tendría de mí. Pero Layo, según es fama, murió asesinado por unos bandidos extranjeros en un paraje en que se cruzaban tres caminos; respecto del niño, no tenía aún tres días cuando su padre le ato de los pies y lo entrego a manos extrañas para que lo arrojaran en un monte intransitable. Ahí tienes, pues, como ni Apolo dio cumplimiento a su Oráculo, ni el hijo fue asesino de su padre, ni a Layo atormentó más la terrible profecía de que había de morir a manos de su hijo. Así quedaron las predicciones proféticas, de las que tú no debes hacer ningún caso; porque cuando un dios quiere hacer una revelación, fácilmente Él mismo la da a conocer.
2da parte (Edipo recuerda la ocasión en que mató)
Luego de interpelar a Yocasta sobre la apariencia de Layo, y sobre el modo en que fue asesinado Edipo, recordando que el había asesinado en una encrucijada de caminos cuando iba para Tebas a una comitiva, dice.
Edipo - ¡Desdichado de mí! Creo que contra mí mismo acabo de lanzar terribles maldiciones, sin darme cuenta.
Aquí se completa el segundo symbola, que dispara a la vez otro interrogante que se responderá pronto gracias a la llegada de un extranjero. Al parecer, Edipo da a cuenta que él mató a Layo, pero hay una esperanza, ya que el Oráculo dijo que Layo sería muerto en manos de su hijo, por lo tanto, Edipo al no ser hijo de Layo, no podría ser el asesino ya que la profecía estaría incompleta. La ultima parte del texto, la de los esclavos o mensajeros, resuelve este enigma y descubre la verdad en su totalidad.
El mensajero de Corinto y el Criado de Layo:
1era parte (El mensajero de Corinto habla)
Luego de la conmoción, llega de Conrinto (antigua patria de Edipo), un mensajero anunciando la muerte de Polibo (Rey de Corinto) y exigiéndole favores a Edipo.
El Mensajero – Porque Pólibo no tenía ningún parentesco contigo.
Dialogo intermedio
El Mensajero – No, sino que te recibí de otro pastor.
Edipo - ¿Quién es ése?¿Lo sabes, para decírmelo?
El Mensajero – Se decía que era uno de los criados de Layo.
1da parte (El criado de Layo habla)
Ante esta información, Edipo continúa su “investigación”, y manda a buscar al criado que el mensajero nombra. Lo que da concluida el ultimo symbola y con ella la trama.
El Criado – Pues había nacido en el palacio de Layo.
Dialogo intermedio
El Criado – De aquél se decía que era hijo; pero la que está en palacio, tu mujer, te dirá mejor que yo cómo fue todo esto.
Edipo - ¿Es que fue ella misma la que te lo entregó?
El Criado – Si, rey.
Aquí ya ha quedado expuesta la verdad. Edipo hijo de Layo y Yocasta, había sido mandado a matar por sus propios padres para evitar la predicción de Apolo; pero Edipo creció en Corinto, y se crió como príncipe, hasta que en un intento de escapar a su destino mostrado a Él por Apolo (asesinar a su padre y casarse con su madre), decide dejar Corinto. Dirigiéndose a Tebas, se encuentra con una comitiva (donde estaba Layo) mata a todos en la misma, y luego de resolver el enigma de la esfinge libera a la ciudad, es proclamado rey y se casa con Yocasta, con la que tiene 4 hijos.
Puede decirse, pues, que toda la obra es una manera de desplazar la enunciación de la verdad de un discurso profético y prescriptito a otro retrospectivo1.
Es también la obra una clara visión de cómo su intención de mantener el poder, lo lleva a la ruina, no solo de éste sino también de su persona, terminando, solo, ciego y desterrado. Es la desmesura o intemperancia (akolasia) tan odiada por los griegos; es la demostración de que, como dice Tiresias, la propia gloria hizo perder al hombre.
1- Citas textuales de: “La verdad y las formas jurídicas”, Michael Foucault.
Sobre la forma de subjetivación en la antigua Grecia
La forma de subjetivación para cualquier época es la forma en la que se considera, uno se constituye como sujeto. En la antigua Grecia, esta forma se caracterizaba por el dominio de sí mismo (epimeleia) y la virtud mas destacada para esto era la prudencia o la templanza (sophrosyne), con su contrario la desmesura o intemperancia (akolasia).
En esta forma de subjetivación se destaca el control de sí, y quien mejor pueda gobernarse a si mismo podrá también gobernar, a su mujer, hijos y esclavos, y también porque no su ciudad. Vale aclarar que para los griegos, la condición de esclavo o la de mujer, establecía una diferencia natural insalvable, ya que el fundamento de esta época era la naturaleza (physis) entendida como una fuerza ciega, que determina la posición de cada uno en la sociedad.
La forma de subjetivación ocupaba todos los ámbitos sociales y en la época griega se orientó mucho más hacia las prácticas de si y la cuestión de la consideración progresiva del yo, de conocerse a si mismo (askesis), que hacía las codificaciones de conductas y la definición estricta de lo permitido y lo prohibido como sería en el futuro.
Es por esto que cada uno será un “gobernante” (polite) para si mismo y gobernará la “ciudad” que uno es (polis), por eso esta forma de subjetivación se ve representada por la dupla polis-polite, que indica la necesidad de establecerse como gobernador de si mismo y de ser temperante para conformarse como sujeto pleno; es la proyección de la polis perfectamente gobernada dentro el hombre.
Edipo Rey, el Rey Filósofo y la Alegoría de la Caverna:
Rey filósofo aparece como consecuencia de dos puntos de vista en política de Platón: concepción autoritaria y concepción intelectualista.
No se puede hacer el bien si no se tiene un conocimiento explicito de lo que es el bien.
En el mito de la caverna se señala con claridad que solo quienes hayan conocido la idea del bien podrán ser capaces de dirigir correctamente tanto a los asuntos privados como a los públicos.
En la política no democrática y clasista de Platón, lo dirigentes deben educarse desde muy jóvenes en las distintas ciencias, en el esfuerzo físico y en la practica de la virtud y cuando hayan alcanzado la madurez, 50 años, deberán encargarse de las tareas de gobierno aquellos quienes se hayan destacado en sus capacidades morales e intelectuales.
En el mito de la caverna, se consideran a las apariencias, lo que captamos a través de los sentidos y pensamos que es real es el mundo sensible; las cosas naturales, el mundo que esta fuera de la caverna y que los prisioneros no ven, seria el mundo de las ideas, la idea del bien, representado por el sol. La situación en la que se encuentran los prisioneros de la caverna viene a representar el estado en el que permanecen los seres humanos ajenos al conocimiento. Los prisioneros no han visto nada mas que las sombras proyectadas por el fuego al fondo de la caverna, y lo que ven no lo toman como sombras, sino, como objetos reales.
Edipo libero a los tebanos del tributo que pagaban a la cantora cruel (esfinge), considerándolo, el pueblo representado por el Coro,, el mas sabio de los hombres, llamándolo su salvador… coronado Rey, casado con Yocasta.
El sacerdote que acude al auxilio de Edipo, haciendo eco del pueblo, pide ayuda a Él, Rey de Tebas, reconocido salvador de la ciudad. Edipo, el mas sabio de los hombres por la inspiración de un Dios apela a su sabiduría y poder para salvar a la ciudad.
Edipo manda a llamar a Tiresias, adivino ciego, considerado el único entre los hombres que posee ingenitamente la verdad, todo lo puede saber, todo lo observa. Conocedor de la situación, conocedor de por quien Apolo, Dios, agita la ciudad…
Tiresias, sombra terrenal de Apolo, presionado por el Rey de Tebas, sostenido por la fuerza de la verdad acusa a Edipo de la causa por la cual Apolo acosa a la ciudad… advirtiéndole que “ahora ve la luz, mas luego no vera, sino, sombras quien ve hoy mañana ciego, es el asesino…
Edipo enfurecido por tales acusaciones hace que se retire Tiresias.
En la caverna Sócrates libera a un prisionero, saliendo al mundo exterior este tiene graves dificultades adaptándose a la luz deslumbrándose del sol, el bien,, y para no quedar cegado buscaría las sombras, y gradualmente se acostumbraría a mirar los objetos mismos. Sócrates afirma que si entrase a la caverna y advirtiese a los prisioneros procurando convencerlos de lo que viven es un engaño, aquellos lo tomarían por loco y se reirían de el.
Bibliografía utilizada:
• Edipo Rey – Sófocles
• La verdad y las formas jurídicas – Michael Foucault
• Historia de la sexualidad (2 – El uso de los placeres) - Michael Foucault
• La república – Platón
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